No sabe volar casi, sólo revolotea. Estaba muy asustado pero como veis al rato ya se queda quietecito posado en mi mano.
También pía y abre el pico, así que le he alimentado con migas de pan mojadas en leche. Espero que pronto aprenda a volar y a comer solito para devolverlo a la naturaleza.
Por cierto, mis hijos le han puesto de nombre Pipito, y expertos en el tema nos han dicho que no es un gorrión, sino un verderón.
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