Es primavera, es abril, es Semana Santa y llueve. Lo siento por la gente que se ha ido de vacaciones y por las procesiones, que si llueve no pueden salir, pero no nos quejamos porque hace mucha falta
¿verdad? (Y como yo no me he ido a ningún sitio... jejeje) Además, para una vez que el tiempo hace lo que tiene que hacer...
Todo esto me ha traído a la mente esta poesía de Antonio Machado.
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y
entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El
iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
A
través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los
hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias
ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y
en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las
carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros,
ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y
ceniza.
¿Os ha gustado?
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